Por qué emprender es un arte

24.04.2023

El emprendimiento se presenta como una de las mejores opciones para salir de esta crisis laboral que nos rodea. No obstante, es importante hablar con claridad sobre los detalles que supone emprender. La actividad emprendedora vista por sus protagonistas.

Abril/2023

Artículo de Eva Mª Muñoz para mekambio


El círculo económico mundial no es para nada un ente esférico perfecto. Los mercados de trabajo viajan en una especie de "montaña rusa" que no deja indiferente a nadie. No se puede mirar hacia otro lado.

Análisis de situación

Los datos de desempleo no resultan alentadores para aquellos que se encuentran en situación de búsqueda activa de un puesto laboral que cubra sus necesidades. A este respecto, me refiero tanto al requerimiento económico como el que afecta al desarrollo del individuo, tanto a nivel profesional como personal.

Si se miran las estadísticas, para los parados de larga duración —con tasas cercanas al 40% (en territorio español)— el panorama se tiñe aún más oscuro. En estos casos se suman otros factores, como una problemática económica más acuciada o la pérdida paulatina de competencias, que conducen al aislamiento y la exclusión. Cuanto más tiempo pasa, más complicada es la integración laboral.

Deberíamos añadir, además, el incremento —cada vez mayor— de profesionales de más de 50 años que entran a formar parte de la bolsa de desempleo y que, siendo el grupo más vulnerable, es el que menos beneficiado resulta de los procesos de recuperación económica. A las empresas les cuesta mucho contar con la experiencia, si conlleva esta connotación, y  optan por la juventud que, por otro lado, también busca su hueco.

Ante las altas tasas de desempleo, se precisa de cambios en la mentalidad para poner el foco en el sistema educativo. Se convierte éste en la piedra angular del cambio. Dejando aparte la necesaria intermediación política laboral, la mejora de la empleabilidad tal vez pase por motivar las actitudes emprendedoras como una acción válida.

Aprendiendo a emprender

Recientemente (el pasado marzo), en las Jornadas por el emprendimiento», organizadas por la Fundación Fyde Caja Canarias, tuvimos la ocasión de comprender este universo desde la perspectiva de los propios emprendedores, estas «pequeñas hormiguitas que cada día van haciendo su hueco para que la vida sea mejor para todos», en palabras de Sylvie Hernández.

Emprender lleva asociadas altas dosis de innovación, justo lo que la sociedad necesita para transformar las amenazas en oportunidades. Al mismo tiempo, aquellos que se animan a dar el paso y emprender —quienes ponen la pasión por lo que hacen— necesitan de una sociedad más comprometida y cohesionada que los apoye.

A la hora de plantearse esta opción, es imprescindible contar con una mentalidad ganadora; así como entender que conlleva un proceso de elevado compromiso y dedicación. Porque los datos no son fáciles de digerir. Está científicamente demostrado que existe un fracaso del 95%. Ahora bien, los casos de éxito ofrecen más ventajas y proporcionan más progreso que todo lo que fracasa.

«El genio nace con un 1% de talento y un 99% de trabajo». —Albert Einstein

Se requiere paciencia; entender que los errores tienen un aprendizaje y que los aciertos nos devuelven las alas; comprender cómo se analizan los datos y la información, para extrapolar lo importante y centrar el foco. Hacen falta dinero y recursos, y es que el tema financiero se convierte en una gran lacra con tanta burocracia como hay.

La fórmula de la innovación

Tres son los elementos que la conforman: ideas, herramientas y el ingrediente secreto.

Las ideas, siendo el punto de partida de todo proyecto, necesitan de la confluencia de estos puntos para ser consideradas innovadoras:

  1. Factibilidad de las cosas, que implica preguntarse: «¿Puedo hacerlo?» .
  2. Viabilidad: hay que conocer hasta qué punto es realizable en proyecto.
  3. Deseabilidad —lo más importante—, es decir, determinar a quién se le soluciona el problema y con qué frecuencia.
La idea como punto de partida.
La idea como punto de partida.
El «Departamento X» de Google: es un espacio al que cualquier empleado tiene acceso a los medios necesarios para probar sus ideas. La primera prueba consiste en superara el «Test del cepillo de dientes», esto es, que el problema (que solventará la idea) y la necesidad han de ocurrir, al menos, una vez al día.

Las herramientas actúan como el medio que ayuda a pensar, lo que nos conduce a cuestionar y dudar de todo. El emprendedor ha de ser capaz de traspasar la idea de un modelo de negocio, para responder ante esta oportunidad desde la percepción y su capacidad de actuación elevadas a la máxima potencia.

La idea inicial conduce a un planteamiento que hay que poner en acción, ya que sin ejecución no sirven ni la idea ni el plan. El análisis de resultados y la oportuna corrección servirán para replanificar el modelo de negocio.

El aspecto económico es uno de los que más trasiegos supone. Aunque, no siempre es necesaria una gran inversión. Un ejemplo de ello es el caso de Netflix, que se limitó a cuestionarse lo que ya ocurría (la gente se descargaba películas) y planteó un nuevo formato para la misma idea de valor.

En cuanto a las herramientas tecnológicas, llevan un ritmo acelerado con nuevas propuestas al alcance para explorar las opciones para el negocio. Un emprendedor debe valerse de ellas y mantenerse actualizado. Es el caso del Chat GPT, el IoT (Internet de las cosas), realidad aumentada y el auge de la hiperpersonalización o la robótica.

El ingrediente secreto

Este aspecto es el que nos demuestra que emprender no es para todos. Tiene que ver con uno mismo y los mecanismos de supervivencia desarrollados. Está relacionado con ciertas habilidades que dotan de inquietud y ganas al profesional que emprende: curiosidad por todo, resiliencia, velocidad de aprendizaje, pasión, sacrificio, dedicación, liderazgo, etc.

«La motivación es lo que mueve el mundo; la gente que deja su trabajo en una entidad financiera y se decide a emprender». —Rafael López

El emprendedor necesita de capacidad para detectar esas oportunidades que otros no ven. A ello va ligada su estrategia personal para asumir los riesgos y pasar a la acción; es en ese sentido donde entran al juego la ambición y los objetivos, una confianza y autoestima elevadas. Si además tiene acceso a los recursos y recibe apoyo social y familiar, tiene por delante un futuro apasionante.

¿Y qué hay de la pasión, la vocación, el talento? Para empezar, es vital comprender que no surgen porque sí, son competencias que se crean, se buscan y se trabajan. Nada está fuera del alcance si uno se lo propone. Ahí es donde reside el motor que tira del carro cuando hay obstáculos. Estas capacidades, al igual que el resto de habilidades, se pueden desarrollar. De hecho, el talento es consecuencia directa de la insistencia.

Afectación al entorno

El emprendedor debe desarrollar su capacidad analítica.
El emprendedor debe desarrollar su capacidad analítica.

Los beneficios globales del emprendimiento son muchos y notorios. Se pueden apreciar en todos los sectores, ya que actúan como catalizadores en un mundo que sin innovación se pararía en seco. Los emprendedores hacen que las ideas tomen forma; abren la puerta hacia otros mercados y tecnologías. Se genera un impacto que contagia y acelera, con ello, el desarrollo industrial.

A nivel social, cambian tradiciones e intervienen en la mejora del estilo de vida. Crean empleos y cualifican a otros profesionales, participando además de la implementación de procesos más eficientes. Su influjo sobre otros negocios existentes tiene efecto multiplicador y los impulsa.  

Hay muchos tipos de emprendedores: visionarios, inversionistas, persuasivos, intuitivos... Sea como sea, este profesional creará un área de influencia que modificará la forma de pensar y de hacer. Será gracias a las dosis de esfuerzo que los vuelve grandes poco a poco. Será por su intuición y capacidad analítica. Será, tal vez, porque miran desde todos los ángulos descubriendo nuevos prismas. Será porque tienen dinero y visión para permitir que otros desarrollen negocios prometedores.

No obstante, sobre quién más se cierne su influjo es en ellos mismos. Un emprendedor nunca volverá a ser el que empezó. Habrá crecido, aprendido; habrá sudado sangre a veces; pero su transformación es segura. Y tendrá, de complemento, la oportunidad de lograr éxitos profesionales. Vivirá, sin duda, un recorrido pleno de experiencias para contar.

De cara a sobrevivir al intento, no deben perder de vista estos focos:

  • Todo comienza con una pregunta personal: «¿Qué haría hoy si fuese mi último día?», que le obligará a priorizar y entender el contexto. Deberá cuestionarse lo que es y lo que no es.
  • Ante todo están sus creencias y valores, su propia integridad.
  • Tras la idea, que marca el punto de destino, llega el compromiso, que lo llevará lejos.

Paciencia  y constancia lo acompañan en el camino. Lo próximo que llega es celebrar y continuar. Y, sobre todo, nunca parar. Es una carrera de fondo y presenta tantas alegrías como contrariedades, pero siempre merece la pena. Al fin y al cabo, como dijo Alfred Tennyson: «Soy una parte de todo aquello que encontré en el camino».


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